Marta Carrasco, periodista cultural y crítica de danza, escribe estas líneas para acompañar a María González en el homenaje a Mes de Danza que tuvo lugar el 3 de julio en PALMA.
Buenas noches a todos.
Mil gracias a la Feria de Artes Escénicas de Palma del Río por invitarme a estar hoy aquí. Por cierto, feliz cambio de nombre, Artes Escénicas responde mejor a las singergias que hoy se producen en la creación.
Permitidme iniciar estas líneas con una brevísima anécdota. Hace unos años Eva Yerbabuena tuvo la feliz idea de invitarme a Dusseldorf para asistir a la creación que le dirigía Pina Bausch. Los detalles os los voy a ahorrar, pero os aseguro que fueron gozosos.
Cada noche, tras los ensayos, nos reuníamos con Pina para hablar de poesía, gastronomía, política, playas o…, véte a saber. Una noche en la Casa de la Danza, Pina me dijo que no concebía su vida sin danza, pero no por la cosas que decía la gente, “me hace feliz”, “me mantiene mi cuerpo”, “lo necesito para vivir”…, a mi no, me comentó. Es que no es natural vivir sin ver bailar”.
Y pensé que tenía toda la razón.
Algo así debieron también pensar María González y Fernando Lima cuando en el año 1994 pusieron en marcha el Mes de Danza. Había habido algunos impulsos dancísticos en Sevilla, el principal desde la iniciativa institucional, el Festival Internacional de Danza de Itálica, del que surgiría años después, la primera iniciativa privada, la Asociación de Amigos de la Danza, que luego la retomarían los profesionales, como es lógico, para constituir la Asociación actual.
El Centro Andaluz de Danza llegaría dos años después de la mano de la Consejería de Cultura, en el año 1996, y con él los primeros talleres de creación contemporánea en la desaparecida sala
Endanza, de los que surgieron nombres como Paloma Díaz, Guillermo Weickert, Víctor Zambrano, Fernando Hurtado, Marta Toro, entre otros muchos.
Recuerdo con enorme cariño y algo de melancolía, aquellas secciones de Microdanzas en el bar de la Herrería de la antigua Imperdible, antaño Teatro El Globo, y cómo desde allí se hablaba de iniciativas como la Plataforma Bagnolet, o recuperar a coreógrafos que habían estado fuera de Sevilla iniciándose en su carrera, y que volvieron a la ciudad llamados por María y Fernando.
Un tiempo después, los caminos de ambos se separarían amistosamente, para seguir creando danza. Uno, Fernando, con sus producciones y el programa Huellas, y María al frente del Mes de Danza, que generaría satélites tan hermosos como Cádiz en Danza y programas en varias universidades andaluzas.
El Mes de Danza ha conseguido muchos logros importantes. Quizás el mayor de ellos es haber creado un público adicto y adepto a la danza, que no imagina una ciudad sin danza en la calle, sin tener que pasar por una plaza donde no haya bailarines que nos asombren cada año con sus creaciones.
El Mes de Danza ha conseguido introducir en la educación sentimental de varias generaciones, lo que es la pasión por la danza, o mejor aún, tomar la danza como algo natural en nuestro devenir cotidiano, y no como algo excepcional. Naturalizar la creación y el arte, es hacerlo nuestro y sobre todo, conseguir así que nadie nos lo arrebate, eso es parte de nuestra libertad.
Y lo digo, porque el Mes de Danza ha estado varias veces en la UCI presupuestaria, esa UCI que tan bien conocen, por desgracia, las artes escénicas andaluzas, y de la que entran y salen demasiadas veces, muchas más de las deseadas.
El Mes de Danza ha continuado buscando sus caminos, sus lemas, su razón de ser y sobre todo su manera de seguir. Y lo ha hecho incluyendo por ejemplo el flamenco en su estética contemporánea actual con artistas como Israel Galván, La Choni, Marco Vargas y Clhoé Brulé…
Ha sido y es el Mes de Danza el espacio donde hemos podido ver aquella danza que no traían los teatros institucionales, las compañías de pequeño o mediano formato y, sobre todo, aquellas en la que la apuesta era una riesgo. Por eso, es un festival que consigue romper esas a veces estúpidas fronteras de los llamados circuitos, que en ocasiones no nos permiten conocer lo que se hace fuera de Despeñaperros y viceceversa, es decir, hay territorios donde no se conoce lo que aquí se crea.
En el año 2006 el Mes de Danza recibió el premio El Público, pero su agonía presupuestaria continuaba. Llegó el año 2009 con grandes dificultades, ¿recuerdas María?, y el Mes de Danza recibió uno de sus mayores reconocimientos: El Premio Max de las Artes Escénicas. Recuerdo que cuando terminó la reunión de aquel jurado, Carlos Gil, director de la revista Artez, me dijo: acabamos de premiar a un moribundo. Yo tenía claro que no era así. Le contesté, no Carlos, acabamos de sacar de la UCI a un moribundo, a ver si ahora las instituciones se atreven a denegarles las ayudas. Como ocurre a menudo, los reconocimientos tienen que venir desde fuera, para anclar las iniciativas en una ciudad.
Desde 1994, María, lo he contado, han sido 75 compañías y coreógrafos internacionales, 91 compañías y coreógrafos
nacionales y 134 compañías y creadores andaluces los que han pasado por el Mes de Danza.
Pero de verdad María, ni tu ni tu equipo habéis estado solos, aunque a veces lo parezca. Tenéis muchos cómplices que hemos intentado, a veces con mejor o menor fortuna, estar a vuestro lado en esa tarea tan complicada de llevar adelante un festival. Y a veces es una complicidad mutua, como con los medios de comunicación, porque lamentablemente la danza hay que meterla con calzador en prensa, ya lo sabéis.
A lo largo de estos años, María González y su gran equipo humano han sido los responsables de que muchas personas quieran Ver Bailar, necesiten Ver Bailar, y más aún, responsables si cabe, de que muchos creadores hayan podido desarrollar su empeño de ver su obra en escena. Ambas cosas son impagables.
Querida María y querido equipo del Mes de Danza, gracias por vuestro trabajo y vuestra cabezonería, por creer en un proyecto y por tener visión de futuro. Con este merecido reconocimiento la Feria de Palma del Río se une a ese club de fans que el Mes de Danza atesora.
Gracias a la Feria de Palma, gracias en nombre de todo aquellos que pensamos que no es natural vivir sin ver bailar.
Muchas gracias a todos, buenas noches y buena Feria.