‘Elektra.25’ supone un regreso a la Tragedia Griega para Atalaya. Sus anteriores montajes (‘Elektra’, ‘Medea’ y ‘Ariadna) han marcado el lenguaje teatral de Atalaya. ‘Elektra.25’ recuperará lo mejor de la puesta en escena del que fuera uno de los grandes montajes del teatro andaluz en las últimas décadas, tal como la crítica, público y profesión teatral proclamaron. La primera versión, que se abordó hace 25 años, obtuvo el Premio al Mejor Espectáculo en Feria de Palma y se convirtió en uno de los montajes del teatro español con mayor recorrido internacional en estos 25 años.
Con esta propuesta, Ricardo Iniesta quiere recuperar la esencia de aquel montaje, introduciendo importantes cambios y aportaciones que potencien aún más su valor. El número 25 se refiere a los años desde que se pusiera en marcha aquel proyecto, a que será el 25 montaje de Atalaya, a los 25 siglos –2.500 años exactos- que se cumplen desde el nacimiento de Eurípides y a los 25 años desde la muerte de Heiner Müller.
Partiendo de la obra de su hermano Carlos Iniesta, el director de Atalaya configuró hace 25 años una dramaturgia. La principal novedad la representa la introducción del personaje de Orestes al comienzo –tal como se da en las versiones clásicas- para que tenga mayor presencia, no ya física, sino anímica en el espectador; esto permitirá generar una mayor tensión y empatía en el público al contrastar con el desconocimiento de la presencia de Orestes por parte de las protagonistas –Elektra, Crisótemis y Klitemestra-; pero también aparecerá al final, tras ejecutar su venganza, tal como planteaba Esquilo en Coéforas, perseguido por las Erinias, de manera que su parricidio no quede indemne, y aún menos sea glorificado.
En este montaje, Atalaya ha trazado un puente entre la Electra de los grandes poetas griegos y quienes la adaptaron al siglo XX: Hoffmansthal y Sartre. Es este aspecto de la “universalidad” en el tiempo el que más queremos recalcar en nuestra visión de la Tragedia. ‘Elektra’ posee una fuerte carga emotiva debido a que su leit motiv esencial ha perdurado a través de los tiempos: “la venganza”, que ha sido y sigue siendo el origen de muchos conflictos a lo largo de la historia de la Humanidad.
El objetivo al abordar este mito es generar en el público un interrogante en torno a la “venganza” y al tiempo transmitir al espectador emociones ajenas a las cotidianas; no se trata de contar la historia de ‘Elektra’ ni de que el espectador se identifique con algún personaje, sino de provocar en el espectador la catarsis que promueva sensaciones que no puede experimentar en ningún otro lugar o evento de la vida cotidiana.
La dramaturgia de ‘Elektra.25’ potencia el protagonismo del Coro en sus diferentes versiones: Coro narrador, Coro de mujeres micénicas, Coro de sirvientes de Klitemestra, Coro de doncellas de palacio, Coro de Erinias, Coro del pueblo de Micenas. El coro es quien marca, durante la práctica totalidad de la obra, el ritmo y el tono emocional. Los cánticos étnicos y las coreografías adquieren una potencia por encima de los propios personajes. La interpretación coral es santo y seña muy reconocible en el lenguaje de Atalaya.
Por otro lado se introduce un nuevo coro que aparece en más de una ocasión, conformado por las doncellas de palacio, que en su mayoría recelan de Elektra. Este es otro factor de tensión añadido a la anterior versión y que parte de la obra de Hoffmansthal. Todas estas nuevas aportaciones elevan la complejidad de la trama, simple en exceso en la primera versión.
Según los críticos especializados, Atalaya ha conseguido crear un estilo propio que se basa en la energía del actor, tanto a través del cuerpo como de la voz, la lectura contemporánea de los grandes textos universales, la fuerza expresionista de las imágenes y el tratamiento poético del espacio, la música y los objetos. La continuidad de su equipo estable permite largos procesos de investigación para cada montaje.
En 2020 cumple 37 años, en los cuales se ha convertido en uno de los referentes más sólidos del teatro español. Se ha presentado en más de 170 festivales nacionales e internacionales en 40 países de los seis continentes y ha recibido más de 50 galardones entre los que destaca el Premio Nacional de Teatro en 2008. En dicho año puso en marcha el Centro Internacional de Investigación Teatral TNT, que cuenta con el mayor teatro privado de Andalucía y un laboratorio-escuela permanente. Asiduamente viene tomando parte en proyectos culturales de la Unión Europea.