Teatro Clásico de Sevilla le hinca ahora el diente al otro miura por antonomasia de la vanguardia teatral: ‘El público’ de Lorca. Precursora del lenguaje contemporáneo más radical; es quizás su obra más hermética, compleja y profunda, la más comprometida y personal con la que Lorca se propuso revolucionar por completo la escena, enfrentándose a la homosexualidad y a la vida, al amor y a la muerte. Los personajes masculinos y femeninos se traspasan unos a otros, superando los roles establecidos por la cultura dominante.
La poética de ‘El público’ está directamente emparentada con nuestros grandes clásicos del Siglo de Oro; es por ello que la propuesta de la compañía se centra en la fuerza y belleza del texto, su poder emocional, las imágenes y sugerencias en la máscara y la careta.
“Hemos entrado en un siglo diverso. Queremos que esa reivindicación se integre también en El público. Romeo puede ser un ave y Julieta puede ser una piedra. Se transforman. Caen las máscaras. Hemos de descender al teatro bajo la arena, y ver la verdad de sus sepulturas. Gritar y llorar por todo lo que nos queda para ser verdaderos, únicos y libres”, explica Alfonso Zurro, responsable de la dirección escénica y la dramaturgia del espectáculo.
Con este espectáculo nos adentramos en uno de nuestros clásicos esenciales del siglo XX: Federico García Lorca. La obra es de una poética deslumbrante, que la emparenta directamente con nuestros grandes clásicos del Siglo de Oro. Es precursora del teatro contemporáneo más radical.
El protagonista es el mismo público, aunque el autor no le hace ninguna concesión. Su libertad creadora llega a las más altas cotas. Personajes desesperados en busca de amor. Un amor puro, sin límites, sin máscaras. Un poema dramático que nos enfrenta como público a nosotros mismos, nos convulsiona. Porque Lorca nos obliga a asomarnos a la barandilla de nuestro abismo. Adelante. Sin miedo.
Éste es un montaje de una belleza extrema, y nuestro objetivo es que esa belleza atrape al espectador, que el conjunto estremezca, deslumbre y emocione. Para ello, utilizamos un lenguaje poético de corte surrealista repleto de imágenes sugerentes.
Se trata de nuestra producción más arriesgada y contundente hasta el momento, con una sofisticada y exquisita puesta en escena cuidada hasta el más mínimo detalle. Eso hace que el espectador quede fascinado por la belleza y el encanto de la obra, en el momento en que se deja arrastrar a lugares a los que no solemos llegar.