La compañía Varuma Teatro, fundada bajo la dirección de Jorge Barroso “Bifu” en el año 1999, ha recibido en el marco de Palma Feria de Artes Escénicas de Andalucía el reconocimiento del sector profesional por sus 20 años de trayectoria.
Varuma, que irrumpió en el escenario buscando un lenguaje integrador de disciplinas artísticas, ha conseguido a lo largo de su trayectoria un lenguaje propio que caracteriza sus trabajos y que se puede disfrutar este año en la programación de la Feria de Palma con el estreno en Andalucía de su último espectáculo, bajo el título de
‘Vigilia’, una propuesta escénica ligada a la estética, incluso presenta disciplinas que no pertenecen a las artes escénicas y siempre mostrando un arte subversivo rompedor e inconformista.
Cuando empezamos lo hicimos como personas muy inquietas e intentando buscar otra forma de divertirnos, de ganarnos la vida, porque entonces no había escuelas ni ese tipo de cosas.
Empezamos, digamos, casi como un juego de adolescentes con «De proto Luminaria» y «El fabricante de juguetes».
Con el tercer montaje, «Malgama», de 2005, vinimos a Palma del Río cuando yo ni sabía que había ferias de teatro… Llegamos a Palma de la mano de la compañía Los Ulen, que nos apadrinaron y nos dieron la posibilidad de conocer, digamos, la profesionalización del gremio. Ahí tuvimos una etapa de fusión. Con «Malgama», con «Flamenco» y «Renglones imaginarios» donde mezclamos ópera y circo. Buscamos una unión real de dos
espectáculos en un solo elemento.
Efectivamente, montamos La Carpa, en Sevilla, un espacio artístico, un centro social, cultural, un espacio creativo… Un proyecto bastante potente, el esfuerzo más grande que he hecho en mi vida. Estuve dos años viviendo sin luz, sin agua, sin nada y fue bastante duro. Una lucha constante con las administraciones públicas, tanto Ayuntamiento de Sevilla como Junta de Andalucía.
Y ahí, a nivel de espectáculo montamos «El síndrome de Stendhal». Estábamos precarios y optamos por piezas más cortas, performáticas, un tiempo de experimentación. En nuestra siguiente etapa estuvimos más comprometidos por el ámbito social y político con el tema de La Carpa, con obras como «Instantes» y «Repudiados», que era más una queja hacia el gobierno que una obra.
«Cuando empezamos lo hicimos como personas muy inquietas e intentando buscar otra forma de divertirnos, de ganarnos la vida, porque entonces no había escuelas ni ese tipo de cosas».
Hemos llegado aquí tras 20 años con una obra que hemos montado y se llama «Vigilia», con un estilo más cercano a la compañía durante estos 20 años. A su vez hemos seguido haciendo performances. Hemos seguido en esa búsqueda que llevamos desde 2010 y que ahora, creo, estamos entendiendo. Incluso en Valladolid con esa pieza nos han dado el premio al Mejor Espectáculo de Calle. «Vigilia» es como una retrospectiva del estilo de la compañía a lo largo de estos 20 años, una búsqueda de «hacia dónde vamos». Para ello hemos empezado a trabajar con Recetas Urbanas, un equipo de arquitectura bastante potente, con quienes hemos visitado
Basilea para una de las ferias de teatro más importantes de Europa.
El reconocimiento llega en un momento en el que estoy cuestionando si debo seguir con las artes escénicas o no. Cuando me comunicaron que recibíamos este reconocimiento me encontraba desmontando sólo una escenografía enorme… la cargué solo y empecé a pensar si tenía que seguir con esto. Después de haber pedido dinero para poder salir de gira. Después de 20 años parece que siempre estás empezando.
La llamada de Palma ha sido como una bocanada de aire fresco. Dije: “No seáis cabrones, os estáis quedando conmigo». En Palma me han cuidado siempre, y eso motiva especialmente.
Por una parte el circo ha sido una herramienta más. Nosotros no hacemos solo circo aunque se nos conoce por el circo, pero hemos hecho danza urbana, danza vertical, flamenco… Hay quien nos conoce por el circo y quien nos conoce por el flamenco. Siempre nos han categorizado como compañía ecléctica, que mezcla cosas que parecían raras, o que entonces lo eran.
Siguiendo con esa búsqueda, en «Vigilia» hacemos circo contemporáneo en la escena.
Aunque siempre hay un puntito. En la puesta en escena hemos optado por algo convencional y elegante, alejándonos del circo tradicional .
Al final, creo que participar en una rama artística no te hace artista. Lo importante es la cualidad con la que haces el trabajo, eso es lo que puede convertirlo en artístico.
Nosotros intentamos desubicar las cosas. Por ejemplo, si el flamenco es sobre un tablao, nosotros lo hemos metido dentro de un ropero. En el caso de un espacio escénico como la carpa no es por acercarnos al circo, sino porque es una infraestructura de fácil montaje y mucho más barato que una nave. Pero si llegas creyendo que te vas a encontrar a dos payasos y un trapecista te equivocas. El teatro ya no tiene que estar en el teatro, la pintura no tiene
que estar en el cuadro.
Nosotros trabajamos con Niño de Elche. Una de las veces que fuimos a Valladolid vino Paco con nosotros e hizo unas performances. En la primera etapa en la que estuvo con nosotros, se acercaba a un flamenco más tradicional, pero era una persona que estaba siempre buscando su sitio y reivindicando muchas cosas obsoletas en flamenco. Enrique Morente, que es uno de los referentes de Paco, decía que prefería abrir puertas en lugar de cerrarlas. Enrique podrá haber sacado discos que no estuviesen tan bien, pero ese el trabajo del artista. Si aciertas siempre, a lgo está mal.
Como inconformista que soy, como persona rebelde, si me acomodara me dedicaría a otra cosa… Me han preguntado muchas veces que por qué no seguí con el circo y el flamenco que nos dio muchos éxitos, giras, dinero, premios… Y siempre he contestado lo mismo: porque ya lo he hecho. Me podría haber quedado ahí y ser la compañía andaluza que hace circo y flamenco.
Pero eso no me interesa. Eso no es el arte. El arte es evolutivo, subversivo e imaginativo. Tenemos que crear e inventar, si no está muerto.
De hecho esa es una de las cosas que me quejo del gremio. Yo no voy a cambiar. Cuando digo que voy a dejar las artes escénicas, yo no voy a dejar las artes escénicas tal cual las conocemos hoy día. Yo no me voy a dedicar a otra cosa. Yo me voy a dedicar al arte, pero mi búsqueda estará en otro contexto. Yo no puedo parar.
El arte es una herramienta que nos hace pensar, recapacitar y cuestionarnos cosas. Si la ambigüedad del arte la utilizamos para el mercado, esto se convierte en una ruina, como gran parte del arte contemporáneo.
Sitios como la Feria de ARCO donde se especula con cosas que no tienen mucho sentido. Para mí, la ambigüedad del arte tiene sentido para cuestionar cosas como, por ejemplo, las leyes urbanísticas o la Administración. Eso es lo que a mí me gusta aprovechar, el arte es una herramienta y si no sabemos aprovecharla, nos convertimos en un oficio no artístico. Antes la arquitectura era arte, ahora la forma de hacer cocina de Ferrán Adriá está más cerca del arte que la arquitectura actual. Al final, creo que participar en una rama artística no te hace artista. Lo importante es la cualidad con la que haces el trabajo, eso es lo que puede convertirlo en artístico.