Nines Carrascal, Histrión Teatro: «Creo que el nivel de las artes escénicas de Andalucía está muy por encima de muchas instituciones»
Si ahora mantener viva una compañía de teatro es una empresa para soñadores, hace 25 años, en Andalucía, sin referentes en el ámbito comercial del teatro y todo a ello a combatir por dos mujeres sin apenas experiencia en el sector era poco menos que una fábula. Una comedia en sí misma. Pero Gema Matarranz tenía un proyecto en la cabeza y el destino le puso en el camino a su hoy inseparable Nines Carrascal para crear Histrión y demostrar que entre donde estás hoy y dónde puedes estar dentro de 25 años lo único que hay es trabajo, penas y alegrías. Hablamos con Nines de estos 25 años que Palma homenajea en la jornada del jueves 5. Nines tiene prisa por ver el arranque de la Feria y, si no se le recuerda, se le olvida absorta en hablar de Histrión. Lo entendemos.
25 años de Histrión. La cultura no es un terreno fácil y menos en estos días. ¿Cómo se consiguen y qué balance haces de este tiempo?
Yo hago un balance muy positivo. En este camino de estos 25 años nunca he estado sola. He estado con Gema y Gema conmigo. El camino no es igual de duro cuando estás bien acompañada y yo lo he estado y mucho. Histrión es la historia de dos mujeres que no quisieron ser empresarias, que lo hemos sido, pero queríamos estar juntas y teníamos una idea común y un proyecto común. Y eso se ha sustentado sobre todo en un ejercicio mutuo de confianza de las dos. De mucho esfuerzo. De mucho trabajo. Pero hemos tenido siempre una clave que es el respeto y confianza al trabajo de la otra y repartir el trabajo. Gema siempre ha estado encima del escenario y siempre ha sido partícipe de los demás, evidentemente. Pero ella es una gran actriz y ha tenido más contacto con la parte artística de la empresa. Y yo desde el principio asumí un rol más de gestión. A principios de los noventa no se hablaba mucho de distribución, no tenía mucha importancia. Y nosotras nunca tuvimos mucho reparo en entender que lo que haciamos había que venderlo. Y yo he llevado esa parte, quizás menos romántica y más comercial. Pero yo la he llevado con mucha profesionalidad. Nunca he tenido la intención de subirme al escenario, ni Gema de ser gestora. Y hemos trabajado siempre en ese plano de las dos siendo participes la una del trabajo de la otra, con mucho respeto y esfuerzo. Es verdad que el homenaje nos recuerda que llevamos 25 años juntas, pero nos pilla en un momento súper bueno porque estamos bien, estamos con salud y tenemos proyecto por delante. No nos pilla en un momento de decaimiento, todo lo contrario.
Entonces, según nos cuentas, empezasteis hace 25 años de cero. Habéis aprendido con la experiencia.
Sí. Es una historia de esfuerzo y de creencia. Y de confianza, cariño y amor entre nosotras. Gema montó Histrión con 30 años y yo creo que ella sintió que pasaba un tren y que era su proyecto y lo tenía en la cabeza y que era el momento de subirse a ese tren. Yo me subí luego, muy poco después, pero desde el momento en que yo entré en Histrión tuve una conexión con Gema brutal. Cuando te encuentras con alguien en la vida y es tu destino. Hemos hecho el camino juntas y hemos aprendido juntas. Yo empecé a vender en el año 95, cuando, ya te digo, nadie quería hablar de vender. Era algo pernicioso. Yo tenía un clasificador con unas tarjetas a boli en las que ponía «Ayuntamiento de Utrera, Ayuntamiento de tal…» y fui llamando e inventando y construyéndome un oficio del que había muy pocos referentes porque es un oficio que se ha ido construyendo con los años. Y yo soy heredera de aquellos que ya venían a Palma y eran distrubuidores, pero eramos muy pocos. Creo que fue un gran acierto entender desde Histrión que la única manera de ingresar dinero en nuestra cajita era la venta de los bolos y que a eso había que prestarle mucha atención y mucho mimo.
Entonces, ese concepto de mercado, desde el respeto, sabiendo que lo fundamental, la propuesta de valor de Histrión, era lo artístico pero no podíamos descuidar la venta. Yo me ocupé de eso sin ningún reparo. He entendido siempre la distribución como una pata de la empresa. Hemos ido aprendiendo mucho, pero nos hemos inventado a nosotras mismas. Completamente. Dos mujeres de mucho valor.
¿Cómo se consigue después de 25 años de proyecto en común seguir remando en la misma dirección? A la hora de dar el siguiente paso, proponer la siguiente obra…
Es que nosotras somos una. Yo me parezco a Gema y Gema se parece a mí. Seguimos teniendo ilusión, proyectos, ganas. Es cierto que es todo muy complicado, no sé si más o menos que en el año 95 o en el 2000. Lo que sí hemos sentido es que la Administración en Andalucía no ha estado al nivel que tenía que estar. Lo digo con total conocimiento de lo que hablo. Creo que la Administración en esta comunidad no ha estado a la altura de las artes escénicas en los últimos 10 años. Y nosotras somos parte de ese dolor. Es así. Creo que el nivel de las artes escénicas de Andalucía está muy por encima de la Junta de Andalucía, las diputaciones y muchos ayuntamientos. Pero nosotras contra eso hemos trabajado, y lo hemos solucionado trabajando más. No hemos parado de currar, somos currantes desde por la mañana hasta por la noche. Hemos entendido eso como un estilo de vivir. Como nuestro destino. Y ahí hay un camino por delante. En ningún momento, aún en las peores circunstancias y hemos tenido momentos muy jodidos, muchos, nos hemos venido abajo. Hemos creído en lo que hacemos, nos avala la honestidad, y hemos entendido que somos nostras las que damos ejemplo. Gema ha sido una actriz que carga y descarga, barre el escenario… Trabaja desde que llega hasta que se va. Y yo he sido también una trabajadora incanable y creo que eso nos ha convertido en dos obreras de teatro.
Para una compañía que ha actuado durante todo este tiempo en salas alrededor del mundo. En Buenos Aires, París o Portugal. ¿Qué lugar ocupa Palma Feria de Artes Escénicas de Andalucía?
La primera feria que yo hice fue Palma. Y la primera feria a la que Gema vino fue Palma. Siempre hemos estado vinculadas a Palma. Hemos venido con casi todos los espectáculos, por no decir todos. Pocas veces nos ha ido bien en Palma. Hemos salido de aquí con algunos espectáculos, bastantes, muy tocadas.
El año pasado salió bien.
El año pasado. Pocas veces más. El año pasado salió bien, nos llevamos el premio y fue realmente gratificante y nos pilló en un momento estupendo. Que te vaya mal en este momento puede ser mortal. Y nos fue muy bien. Y yo tengo mucho que agradecerle a Palma, hemos hecho muchos esfuerzos por venir a la feria. Esto es un ten con ten. La feria se hace a base del esfuerzo de las compañías y a las compañías les viene muy bien un escenario como Palma. Nos alimentamos todos de todos. Para nosotras Palma es nuestro primer lugar. Y cuando hemos tenido que elegir hemos dicho: «este es nuestro lugar, nuestro territorio y es nuestra feria». Siempre que montamos pensamos «iremos a Palma». Es nuestro primer referente. Hemos crecido en Palma.
Este año venís por el homenaje a ese cuarto de siglo. Sin obra. El años pasado Gema nos contó que estábais preparando un nuevo proyecto que hoy ya se conoce, La Isla, que estará lista el próximo año. ¿Qué puedes contarnos de esta obra?
Es un trabajo en el que le hemos dado la vuelta a algunas cartas. Nosotras tardamos mucho tiempo en encontrar el nombre, qué camino queremos tomar… le damos muchas vueltas. Podemos estar en pre-producción dándole vueltas al tema, al equipo y tal, un año o año y pico. Pero a La Isla ya le hemos dado la vuelta. Ya sabemos de qué queremos hablar, cuando vamos a estrenar y ya tenemos claro cómo va a configurarse el equipo. Ninguna de las dos somos muy fáciles ni muy convencionales. Yo, a veces, desde la distribución me quejo, digo «jo, podríamos hacer comedia» o algo más fácil. Lorca no era fácil, cuando nos fuimos a Buenos Aires tampoco llevamos un espectáculo fácil y seguimos en esa senda. Nos planteamos retos, es parte de la gasolina que nos mueve. Queremos crecer, queremos investigar, queremos entender que en el teatro hay que contar algo aunque el espectador se posicione donde quiera. Nosotros planteamos y el espectador es libre de decidir. No nos gusta dar las cosas por hecho ni cerradas. La Isla es un proyecto en el que volvemos a coger de la mano a Juan Carlos Rubio, que vuelve a viajar con nosotras. Volvemos a tratar un tema delicado, dificil y espinoso, pero nos interesa. Vamos a hablar del dolor. Estoy segura de que vamos a llegar a donde nos gusta, a tocar la fibra del espectador. A decirle al espectador «viaja con nosotros pero no te apoltrones. No te creas que este viaje está hecho. Es un viaje contigo, entra y déjate llevar sin fronteras». No importa que el espectador haya visto o no teatro, solo que encuentre un lugar común con nosotros. Estrenamos el 9 de febrero en el Teatro Alhambra de Granada. La Isla son dos actrices. Gema está en escena, eso es un aval. Juan Carlos está escribiendo y dirigiendo, es un aval. Y yo voy a estar detrás, también lo es.
La obra estaba pensada para este año.
Sí pero surgieron otros proyectos y hubo que retrasarlo.
Ha sido más por cuestiones personales o de toma de decisiones que por problemas económicos o cualquier otra dificultad.
No, no. Afortunadamente, tenemos mogollón de bolos. Tenemos una súper gira que hemos peleado mucho. Los bolos no caen del cielo. Nos hemos currado el que los programadores sepan que somos una empresa solvente, que no damos problemas, que tenemos un buen resultado en escena. Hay mucha gira y que dure. Lo de retrasar La Isla ha sido una cuestión de agenda, de descanso para Gema… Decidimos estrenar en febrero.
Me dices que estáis en un buen momento, luego ¿25 años más?
Sí. ¡Ojalá! Si tenemos salud. A veces me río porque veo a Gema haciendo Juana La Loca con los ataúdes y dice «yo es que me veo otros 20 años dando vueltas», y la pobre es que le pone un punto romántico porque los ataúdes son mucha tela. Ojalá podamos estar otros 25 años y si lo estamos es porque queremos. Ojalá. Desde luego no será por falta de cosas que contar o energía por nuestra parte. Pero bueno, a veces hay que parar. Pero ojalá dentro de 25 años nos volvamos a sentar aquí.